Por: Redacción Revista Logística
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El empaque de productos farmacéuticos está hecho bajo medidas científicas y condiciones legales de índole nacional e internacional, para proteger el medicamento de las condiciones ambientales, así como dar información de este.
Desde que utilizó las pieles de los animales y las hojas de las plantas para envolver y cubrir sus primeros productos hasta hoy (época de los “empaques inteligentes” dotados con códigos de barras, hechos para economizar tiempo en inventarios, recursos materiales y para preservar el medio ambiente), el ser humano siempre ha tenido la noción de proteger los elementos requeridos para su supervivencia.

Quizás con el pasar de los siglos, el hombre de las cavernas jamás imaginó que su comportamiento instintivo evolucionaría al punto de inventar un sistema logístico que, de acuerdo con las exigencias de cada mercado, estuviera regulado por normas que no solo protegieran intereses económicos, industriales y comerciales, sino que también estuvieran inspiradas en la necesidad de conservar su propia especie.

La industria farmacéutica es una de las que más evoluciona, crece e innova dentro del mercado global. En efecto, está posicionada como la industria con mayor inversión en investigación y desarrollo, con un 18,7% sobre un 9,6% de la del software, durante la última década. A lo largo del año 2006, alcanzó los 643 billones de dólares en ventas en el mundo, 42 billones más que en 2005, lo que representa un crecimiento del 7%.

Y mientras los niveles de producción y comercialización aumentan, las exigencias logísticas se multiplican. Con productos destinados especialmente a elevar los índices de vida, la logística no puede quedarse atrás. Temas como el empaque, embalaje y transporte de medicamentos son de tanta importancia como el relacionado con la creación de nuevas moléculas para el tratamiento de enfermedades o para la optimización de procesos terapéuticos.

“Los productos farmacéuticos, dentro de su elaboración y producción, tienen etapas que son fundamentales para su conservación, como la que tiene que ver con los empaques. Estos son importantes porque conservan la estabilidad del medicamento, es decir, que este no se deteriore por tres causas fundamentales: humedad, luz y calor. Nosotros debemos tener todas esas características muy pendientes en el momento de almacenarlos y transportarlos”, explica Gloria Inés Jaramillo Gaviria, docente y coordinadora del Programa de Extensión de la Facultad de Química Farmacéutica de la Universidad de Antioquia.

Los empaques dentro del ámbito farmacéutico tienen como función fundamental, además de contener, proteger y manipular un producto, presentar el medicamento a través de una ficha informativa que suministre datos generales obligatorios y específicos, los cuales varían según la clasificación del producto de acuerdo con su forma farmacéutica: líquidos, semisólidos, sólidos y sistemas terapéuticos, estériles o no estériles.

El empaque de productos farmacéuticos está hecho bajo medidas científicas y condiciones legales
Las cajas en las cuales vienen los medicamentos tienen una doble connotación o doble importancia. Una es proteger el producto y la otra, contener la información impresa del medicamento: nombre, concentración, laboratorio, fecha de vencimiento y número de lote.
La fecha de vencimiento y el número de lote son informaciones supremamente importantes para los pacientes y para las instituciones que van a utilizar los medicamentos.

Cuestión de normas

Con la implementación y la exigencia de las Buenas Prácticas de Manufactura por parte del INVIMA, a partir de la década del 90, la industria farmacéutica colombiana entró en una etapa de mayor desarrollo. El primer paso para la competitividad se dio dentro de un mercado que en los años 40 estaba totalmente dominado por los laboratorios extranjeros y que en los 60 ya mostraba las primeras empresas farmacéuticas nacionales, fundadas gracias a lo aprendido de los laboratorios foráneos.

El Decreto 2092 expedido por el Ministerio de Salud como reglamentación para la elaboración, empaque, almacenamiento, transporte y expendio de medicamentos, cosméticos y similares, así como la Guía Técnica de Análisis de Medicamentos del INVIMA, inspirada en las recomendaciones de la Oficina para la Administración de Drogas y Alimentos en Estados Unidos de Norteamérica (FDA) y en el Código Alimentario para Europa (IATA), son en la actualidad el conjunto fundamental de normas que regulan la industria farmacéutica en el país.

Los empaques, clasificados en primario (el que contiene el medicamento), secundario (el que protege y presenta el contenido del primario) y el terciario (que contiene a los anteriores para facilitar su transporte), deben responder a diferentes exigencias, entre las cuales se destacan las relacionadas con la protección del medicamento ante las condiciones físicas exteriores y las atinentes con la presentación de la información del producto.

El material de los envases no puede producir reacciones químicas que alteren la calidad del medicamento; estos deben llevar banda o sello de seguridad en la tapa; los empaques deben tener impresos datos como: fecha de vencimiento, número de lote, nombre del producto, nombre del laboratorio y su ubicación, posología, condiciones especiales de almacenamiento, además de las leyendas Manténgase fuera del alcance de los niños y Venta bajo fórmula médica.

Los empaques que por su tamaño no puedan contener esta información deben llevar un anexo, y los productos importados conservarán su presentación original siempre y cuando tengan los datos anteriores. Al menos esto es lo que grosso modo indica el Decreto 2092, que en sus artículos del 29 al 50 ofrece precisiones sobre envases, etiquetas, rótulos y empaques.
Pero fenómenos como la luz, la temperatura y la humedad no solo ponen a prueba el sistema de envase, empaque y embalaje, sino también todo el aparato logístico del mercado farmacéutico, incluyendo el transporte, la manipulación y el almacenamiento de los insumos.

“La conservación de la cadena de frío es uno de los puntos críticos en el transporte de medicamentos, sobre todo para zonas lejanas y en condiciones geográficas de difícil acceso debido al estado de la carretera. Muchas veces, los medicamentos son transportados en ambulancias o en transportes urbanos. Se manda una caja de medicamentos que viaja durante cuatro, cinco o seis horas en unas condiciones extremas de temperatura que podrían alterar o deteriorar las propiedades terapéuticas del medicamento”, asegura la docente Gloria Inés Jaramillo.

La cédula del medicamento

“El ‘número de lote’ es como la cédula de identidad del medicamento. Con ese número de lote usted hace un seguimiento hacia atrás del producto: cuándo se produjo, cómo se produjo, cuáles fueron los pasos que se siguieron en su producción y si hubo algún problema durante la misma, quizás el que pudo generar el problema del paciente en un momento determinado. Para la institución es fundamental tener esa identificación en el momento de la compra y en el momento en que llega el medicamento a su farmacia”, asegura Gloria Inés Jaramillo Gaviria, coordinadora del Programa de Extensión de la Facultad de Química Farmacéutica de la Universidad de Antioquia.

Empaques de vanguardia

Los nuevos desarrollos buscan:
  • Menos peso.
  • Más economía.
  • Materiales reciclables para mermar el impacto en el medio ambiente.
  • Que preserven la calidad del producto.
  • Resistentes a diferentes rangos de temperatura, luz y humedad.
  • Dotados de código de barras para el control de inventarios y flujos de mercancía.
  • Debe primar el valor informativo sin sacrificar la apariencia, lo cual hace del empaque un ‘vendedor pasivo’.
Extraído de: https://revistadelogistica.com/actualidad/un-vestido-bien-especial/