Flete marítimo: cómo le afectarán las nuevas rutas por el Ártico
¿Cuál es la realidad de las rutas árticas?
De acuerdo con el Observatorio de la Tierra de la NASA, el centro medio de la actividad de transporte se trasladó 300 km al norte y al este durante un período de siete años. Como resultado, un número creciente de embarcaciones navegan en aguas árticas.
A estos datos, hay que añadir nuevas conclusiones que confirman que las rutas árticas son una realidad:
- Los volúmenes de carga en la Ruta del Mar del Norte aumentaron en casi un 40%, llegando a 9.7 millones de toneladas en 2017. Se trata del mayor volumen anual alcanzado, según la Agencia Federal Rusa para el Transporte Marítimo y Fluvial.
- Se espera que se produzca un nuevo aumento, hasta llegar a los 40 millones de toneladas para 2022, reflejando el desarrollo de los campos de petróleo y gas.
- Para 2030, los volúmenes de carga podrían fijarse entre 70 y 80 millones de toneladas.
¿Es el flete marítimo uno de ellos retos a los que se enfrentan quienes crucen las rutas árticas?
Los desafíos que plantean estas rutas son mucho más profundos que el coste del flete marítimo. De hecho, alguno de ellos está relacionado con la misma supervivencia, como ponen de manifiesto los siguientes datos:
- Una investigación, realizada por la Universidad de Manitoba, en Winnipeg, descubrió que más hielo marino del Ártico está ingresando en el Océano Atlántico Norte, lo que aumenta el nivel de peligro para los barcos a finales de primavera, que pueden quedar atrapados e incluso hundirse, si el hielo perfora los cascos.
- El uso de fueloil puede quedar sometido a prohibición ya que, no sólo constituye una fuente de riesgo medioambiental en el Ártico, caso de producirse un derrame, sino que también genera mayores emisiones de carbono negro, lo que exacerba la fusión tanto del hielo marino como del glaciar. Este abril, el Comité de Protección del Medio Marino de la OMI acordó avanzar en la consideración de una prohibición en el Ártico del combustible pesado, planteando un reto a las navieras, que deberán buscar una solución.
Flete marítimo ártico: el coste de viajar por las rutas más frías
A
medida que el calentamiento global derrite el hielo marino en el
Ártico, las rutas marítimas que alguna vez se consideraron imposibles,
incluso directamente sobre el Polo Norte, podrían abrirse. Sin
embargo, aunque a mediados de este siglo este plan podría ser una
realidad, los altos costes pueden llegar a evitar que estas nuevas rutas
se utilicen de inmediato.
Las condiciones cambiantes ofrecen una apertura a las compañías navieras, ya que el Ártico es potencialmente una ruta más rápida y directa entre Asia y los puertos de Europa y el este de América del Norte.
Según muestran las investigaciones, a medida que las rutas del Ártico
se vuelven más directas, los tiempos de viaje podrían reducirse a menos
de tres semanas, lo que hace que la navegación en el Ártico sea más
atractiva que las rutas del sur en las próximas décadas.
Hasta
el 2030, las rutas que conectan América del Norte y Europa con Japón
podrían fijar su duración en un promedio de poco más de 22 días. A mediados del siglo, más de estas rutas tendrán tiempos de viaje más cortos, pudiendo alcanzarse un promedio de veinte días.
El
hecho de que las navieras puedan hacer un mayor uso de las rutas del
Ártico no significa necesariamente que lo hagan ya que existen algunos
factores en contra, como los siguientes:
- Incertidumbre. Las condiciones del hielo seguirán variando enormemente de un año a otro, lo que desalentaría a las compañías de envío para las cuales el momento preciso de los envíos es crucial.
- Aumento de costes. Aunque algunos costes descienden, dada la mayor rapidez de los tránsitos, otros aumentan. Son los relacionados con unas tasas de seguro más altas, así como consideraciones de seguridad. Un informe del año pasado realizado por la Escuela de Negocios de Copenhague llegó a la conclusión de que es poco probable que la navegación trans-ártica por buques ordinarios entre Europa y Asia sea económicamente viable antes de 2040.
- Problemas relacionados con la seguridad. El Ártico es un entorno peligroso y, si aparecen los problemas, no hay que olvidar que los buques se encontrarían muy lejos de la civilización. Las condiciones en el Ártico, incluso en verano, son “extremas”. El entorno sigue siendo impredecible y eso provoca que no se puedan ajustar los plazos, porque suceden cosas. Este planteamiento queda bastante lejos del enfoque Just in Time de la economía global.
Incluso si el hielo continúa retrocediendo, no significa que las condiciones se vuelvan más fáciles para los buques comerciales.
Habrá un riesgo aún mayor de que enormes pedazos de hielo flotantes
puedan desprenderse del hielo y chocar. Además, existen preocupaciones
más allá de los peligros para las embarcaciones y sus contenidos, son
las que tienen que ver con la preservación del entorno. Los animales
terrestres y marinos pueden estar expuestos a nuevas amenazas y puede que, todas estas consideraciones terminen teniendo su reflejo en el coste del flete marítimo en las nuevas rutas.
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