A propósito de las largas esperas en los aeropuertos, y mientras esperaba el llamado para abordar un vuelo, se acercó a mi silla una cara bastante conocida, que finalmente resultó ser un antiguo alumno de esas primeras especializaciones de Logística que se realizaron en país, y en las que si recuerdo muy bien que participé, más como un ejecutivo que daba conferencias en esos nacientes posgrados, que como un profesor en ejercicio.
Por: Rogelio Gutiérrez P. – M.B.A. DBA*
Consultor internacional
rogup@outlook.com

En la interminable espera, justificada en los altoparlantes tanto por los problemas internos de la aerolínea como por el cierre del aeropuerto de destino ocasionado por la presencia de fuertes vientos huracanados; el exdiscípulo me comentaba cómo aquella decisión de especializarse en esta rama profesional había significado la clave para su desarrollo personal y profesional, tanto que actualmente es vicepresidente de Supply Chain para Latinoamérica, en una reconocida multinacional.

A la vez que destacaba con orgullo su importante posición y carrera, se lamentaba de la inestabilidad propia de su cargo, generada no tanto en las crecientes exigencias corporativas en términos de crecimiento y rentabilidad, sino fundamentalmente por los innumerables eventos externos, bien de fenómenos naturales o bien de vaivenes políticos, económicos, sociales y legales, entre otros muchos, que están ocasionando innumerables cambios en las demandas y fuertes distorsiones en el suministro.
Además del entusiasmo por el reencuentro y su notable progreso, quise indagar un poco acerca de los planes que esa reconocida organización para la que trabajaba, tenía previsto para enfrentar esa situación que él mismo denominaba como la más difícil que atravesaba en muchos años. Sin embargo, fui interrumpido por el ronroneo de los altoparlantes que anunciaban una prolongación en la demora para el abordaje, (advirtiendo un recrudecimiento de las condiciones atmosféricas), seguido de una irónica acotación de mi antiguo alumno:
¡Este vuelo está como el abastecimiento en mi empresa… siempre surge algo que evita que sea normal!

Endureció su rostro, y a manera de reproche lamentaba cómo a pesar de procurar mantenerse actualizado en sistemas y métodos para la predicción de la demanda, cada vez resultaban mayores los problemas de equilibrio entre la capacidad de la oferta de su empresa, respecto a las necesidades de sus demandas. Pero a pesar que reconociendo que sus verdaderos problemas gerenciales radicaban en poder visualizar que el área que lideraba, tenía que ir más allá de la optimización del costo, la rapidez, o la “esbeltez” de su cadena de suministro, no esperó mucho para indagarme por los “últimos sistemas de pronósticos de demanda” que conocía.
Vino entonces a mi mente, la idea de una de las primeras conferencias que me invitaron a dictar fuera del país, y que significaba todo un reto debido a la difícil situación por la que atravesaba ese país Latinoamericano. Se llamaba: “Cadenas de abastecimiento Resilientes” y el posicionamiento que le daban ante los asistentes, era más desafiante aún: “Logística y Mercadeo ante intempestivos cambios de la demanda e interrupciones en el suministro”.
Y es que el problema de la planeación del ejecutivo moderno, no debe ni puede focalizarse en la elaboración de presupuestos, como los indicadores de su gestión no pueden medirse a partir de indicadores de su ejecución y cumplimiento.
La gestión de cadenas de abastecimiento hoy, – mi querido amigo-, se fundamenta en la capacidad de reconfigurase. En formular e implementar cadenas que frente a los desastres naturales, las crisis de movilidad, o los problemas laborales, por ejemplo, reaccionan ágilmente, bien porque han anticipado planes de contingencia para suplantar o atenuar la contrariedad, o bien por la flexibilidad de sus procesos y vínculos colaborativos con clientes y proveedores. Cadenas de suministro que son capaces de atenuar la magnitud y duración de los impactos provocados por la ocurrencia de los diversos riesgos que afectan las ventas, los niveles de servicio, los costos de operación, y en general de todo aquello que se refleja en los resultados de la compañía y amenaza la continuidad del negocio.
  • ¡Es que el problema es ese!, me replico. Que en buena parte radica en los mandos medios, que están tan pendientes de la operación diaria, que desprecian la planeación
No solo estuve de acuerdo sino que le comente entonces, la gran preocupación que me generaba el afán de encontrar soluciones a corto plazo, que caracterizaba a muchos de los ejecutivos de la logística en Colombia, y como en muchos congresos y simposios que se realizan en nuestro país, se hace un fuerte énfasis en temas absolutamente operativos y poco se trabaja sobre las habilidades y herramientas gerenciales para la planeación
“Desde luego, mi querido amigo” le decía, es que la construcción de la resiliencia, empieza por un cambio en el comportamiento de los integrantes y participantes de la cadena, y en la creación de capacidades en las operaciones ante los cambios del negocio y los eventos externos. Todo ello no solamente precisa tiempo efectivo del ejecutivo, y desafortunadamente los indicadores no siempre atinan a considerar, medir o premiar, la dedicación a anticipar y prepararse para el futuro.
  • ¡Sí, es como lo que nos pasa aquí! No sabemos si el avión que se nos asigne para salir, sea el que le están quitando a los otros pasajeros que están en la sala. Finalmente, se trata de resolver un problema, para luego entrar en otro…
No entendí del todo el ejemplo, pero si me parecía que el mismo se estaba dando la respuesta respecto a su incesante búsqueda de un infalible método para pronosticar la demanda. Más que ello, lo que mi compañero de espera precisaba para mejorar la permanente variación de su abastecimiento, con los consabidos desfases económicos y operativos, debería volcar sus esfuerzos, y los de su equipo, (y la empresa en general), a procesos más flexibles y responsivos, que proyecten estrategias y acciones para la minimización de riesgos y maximicen opciones de respuesta ante su ocurrencia.
Cuando nos aprestábamos a conseguir otro café, para continuar nuestra entusiasta conversación que nos ayudaba a tolerar la preocupante espera, me preguntó cómo desde mi óptica, se debería establecer una estructura que posibilitara en los departamentos de logística esa capacidad resiliente de las cadenas de suministro, justo en ese momento, los altavoces nos interrumpieron, anunciando la decisión de la compañía aérea, de invitar al abordaje de otro avión que me llevaría a un aeropuerto intermedio  y de allí sería conducido por vía terrestre a mi sitio de destino. A él le tocaría abordar otro vuelo, así que partiría un poco más tarde…
A pesar de las incomodidades que significaría la nueva circunstancia de viaje, me alivió el pensar que llegaría a mi destino y no iba a sufrir el nerviosismo colectivo que se avecina de los pasajeros cuando se aterriza en condiciones meteorológicas difíciles. Lamenté eso sí, haber cortado intempestivamente la conversación con mi antiguo alumno, pero me reconfortó su frase de despedida, mientras soportaba en la mano el café que no alcance a probar:
En mi trayecto hacia la cabina del avión, me asaltó una gran preocupación, que de ninguna manera quisiera que alguien mal entendiera y que me vino perfecto para poder encontrarle final a este artículo:
“Que no por estar tan concentrados en el hoy, nos termine arrollando el mañana”

(*) El doctor Gutiérrez es Máster en Gestión de Empresas de la Universidad Ramón Llull de Barcelona y estudios doctorales en administración. Tras más de 25 años en cargos de alta dirección y juntas directivas, actualmente se desempeña como Consultor Internacional en Gestión de la Cadena de Abastecimiento y es catedrático de postgrados de prestigiosas universidades en Latinoamérica.
Extraído de: https://revistadelogistica.com/informes-especiales/logistica-para-la-gestion-de-manana/